viernes, 16 de enero de 2015

只要你坚持努力,就一定能实现自己的理想

"Sólo si trabajas con perseverancia, tus deseos sin duda se harán realidad"

Ya está, la suerte está echada. No hay marcha atrás. Comienza un emocionante capítulo de mi historia, de mi vida. Llevaba tiempo esperando este momento y al fin ha llegado... Con algo de retraso.

No es el primer año que la idea de viajar a China para completar mis conocimientos del chino ha surcado mi mente. En primero ya probé suerte con una beca que me denegaron. En segundo me quedé con las ganas de echarla, aunque sé que tampoco habría obtenido el destino deseado. Este año, por fin con una buena media, un examen oficial de chino a las espaldas y con varias asignaturas cursadas de más, por fin ha llegado el momento: me han concedido la oportunidad de realizar parte de mis estudios de cuarto curso en Beijing. Cinco meses, para ser exactos.

Llevo mucho tiempo haciendo a mis padres a la idea, pues la cuantía no es muy generosa. De hecho, me consideraría suertuda si consiguiese pagarme el avión con ese dinero. La idea de irme tan lejos tampoco ayudaba, y más a un país tan grande, desconocido e incierto. A todo ello se le suma el hecho de que será un cuatrimestre entero en el país, sin posibilidad de que una desafortunada morriña me lleve de vuelta a España, aunque sea por Navidad. Sin embargo, la simple idea de poder irme hacía que todas esas cosas fuesen una minucia en comparación.

Cuando llegó el día 16 de Diciembre, día de la publicación de las primeras listas provisionales, tuve mi primera alegría dentro de un cuatrimestre que estaba siendo, cuanto menos, muy duro. Sin embargo no quería encariñarme con esas listas, pues siendo provisionales aún eran susceptibles de cambio. Por ello me alegré de haber pedido la erasmus ya que, si finalmente no obtenía Beijing, podía irme a un país cercano en Europa a cursar mis estudios. Finalmente llegó el día 15 de Enero, día de publicación de las listas definitivas que rezaban, de nuevo, que había sido beneficiaria de una beca con destino a Beijing. Observé la página con recelo. No había ni trampa ni cartón, eso ya sí que era definitivo. Me tomo un día de reflexión y de hablar con los padres. Mi inevitable destino de viajar al gran país asiático se aproxima cada vez más.

Con algo de miedo a equivocarme y con el corazón latiéndome muy fuerte, presiono la tecla de "aceptar plaza".

Esta experiencia, aunque aún lejana, se acerca a pasos agigantados.