sábado, 3 de diciembre de 2016

La importancia de ser íntegro

Últimamente esta frase ronda mucho mi cabeza, y me viene a la mente aquel discurso de graduación en el que una profesora de italiano lo decía. "Lo más importante en vuestras vidas es que seáis íntegros y consecuentes".
Me apetecía escribir esto no porque piense que la gente no predique con este ejemplo, aunque sea consciente de que es así, sino porque me da miedo que yo pueda pisar sin querer ese terreno baldío.
Lo cierto es que últimamente me he dado cuenta de que me encuentro en una situación con la que no me encuentro feliz académicamente. El futuro es algo que siempre asusta, pero cuando veía ese futuro con claridad mis ánimos se apaciguaban. Un poco como ahora, que pienso que no puedo hacer nada más que esperar a que se termine una fase para poder comenzar otra. Pero siempre el miedo del tiempo, de la idea falsa de querer hacer muchas cosas cuando realmente solo quieres cubrirte las espaldas por lo que decidas hacer en el futuro, o lo que más bien te sea impuesto, Los eternos documentos y esquemas para asegurarte de condensar todas las actividades posibles en el menor tiempo posible, y sentirte fatal por no estar trabajando, porque estás en el bucle interminable de no saber qué quieres y por tanto, no saber en qué poder trabajar.
Una vez se sabe qué se quiere, no hay que dudar ni buscar alternativas, sino luchar por ello hasta que se consiga. En la teoría queda muy bonito, pero en la práctica no es así.
Lo más importante en esta vida es ser íntegro y consecuente con tus acciones, ya sean correctas o erróneas. Habrá mucha experimentación, mucho ensayo y error, y mucho tiempo perdido aunque pese, y nunca sabrás de antemano si por lo que estás luchando será satisfactorio o no. Pero entonces hay que volverse a levantar y volver a intentarlo.
Hay tanta gente poco íntegra que parece que debe ser la tendencia general. El conformismo está muy arraigado en la sociedad, y eso, desgraciadamente, es contagioso. Al final, debe ser nuestra felicidad la única que tenga valor, y hay que intentar conseguirla por todos los medios.

sábado, 18 de junio de 2016

虽然已经完了,但是踌躇满志

"Aunque se haya acabado, estoy enormemente orgullosa de mi éxito"

Hace un mes escaso, fue la graduación de mi carrera. Ayer mismo, realicé el último examen de japonés de la carrera (pero seguro que no el último de mi vida). Y te pones a verlo todo en perspectiva y, oye, que ya han pasado 4 años. Y en esos 4 años he disfrutado con la cara de sorpresa y estupor de la gente al decirles que estudio chino y japonés. Aunque eso a veces estuviese seguido de un "entonces podrás trabajar en los "chinos", ¿no?"

No debería sorprenderme, porque el tiempo vuela cuando disfrutas lo que haces. Empecé esta carrera con mucha ilusión, y la termino sabiendo que es justo lo que quiero, y a lo que quiero dedicarme en el futuro. Entré en esta carrera teniendo muy claro lo que iba buscando, y me daba igual el hecho de que tuviese salidas o no. La he terminado sabiendo qué me gusta, pero no cómo quiero encauzarlo a un trabajo. Yo solo quiero seguir conociendo y aprendiendo.

Han sido 4 años que han pasado rápidos, pero de forma intensa. He conocido a gente increíble, a amigos que puedo contar con los dedos de la mano, pero con los que me he reído mucho, he aprendido muchas cosas y que siempre han sabido sacarme una sonrisa en cualquier clase. "Shh, Neri. Guuuuuapa." Y, por supuesto, en esos amigos incluyo también amigos de toda la vida con los que me he reencontrado en la mágica ciudad de Granada, viviendo, quedando, echando una risas, un café, una tapa. Pero no puedo olvidarme de mi segunda familia en Pekín, a los que quiero muchísimo, porque gracias a ellos Pekín se ha convertido en una experiencia fantástica e inolvidable.

El éxito obtenido en la carrera es otro aliciente para seguir por este camino. Cada matrícula de honor era un empujón más para seguir trabajando, siempre más y mejor. Gracias a ello no he tenido la necesidad de visitar septiembre ninguna vez. Y gracias al esfuerzo, he conseguido poder viajar a los dos países que se corresponden con la lengua que estoy estudiando, para poder aprender mejor la lengua y sumergirme en su cultura. Me siento muy afortunada por haber tenido estas oportunidades, que también les debo a mis padres, que siempre me han apoyado, aunque con algo de miedo al ver que el avión se movía cada vez más y cada vez más lejos.

Sumado a esto, el resto de proyectos en los que me he involucrado a lo largo de estos cuatro años me han hecho también crecer como persona y aprender muchísimo. Y para muchos de ellos he contado con el apoyo incondicional de unos profesores entregados, cercanos y maravillosos, tanto dentro como fuera de las clases, y que me considero afortunada de haber conocido. Ver el currículum de cualquiera de ellos no puede despertar otra cosa más que admiración; cuantísimas cosas nos pueden aportar profesores con un bagaje tan destacable.

En definitiva, ser universitario te cambia en muchos aspectos, pero ser universitario estudiante de lenguas te abre la mente de manera asombrosa. No podría haber soñado con una carrera mejor, una promoción mejor y unos compañeros mejores, en la preciosa ciudad de Granada. ¿Qué me deparará el futuro? Aún no lo sé muy bien, pero lo que sí sé es que mis miras apuntan hacia Oriente.



sábado, 12 de marzo de 2016

每个孩子都,就是小王

"Cada niño es un pequeño rey"

Nuestra profesora de Conversación de la Universidad de Pekín realizaba con nosotros una actividad muy interesante. Nos ponía varias imágenes sobre diferencias entre la sociedad china y la sociedad alemana, que debíamos comentar en clase. Una de ellas fue la siguiente:




Para mí no parecía algo muy obvio, y de hecho recuerdo cuál fue mi respuesta: "En Occidente, normalmente son los padres los que, sobre todo, se encargan de la educación de los niños. En Asia, en cambio, todos juegan un papel importante en la vida del niño."
La profesora me miró con una pequeña sonrisa, que parecía de conejillo con sus paletas tan prominentes. No dijo nada, si mi opinión era buena o mala, solo miró al resto de la clase y dijo "¿alguien tiene otra opinión?" Eso se traducía por "te has equivocado".
Otra persona respondió: "Los niños en China son muy importantes. Todo gira en torno a ellos. Mientras que el nacimiento de un niño en Occidente no es algo muy destacable y podrían situarse al mismo nivel de importancia que el resto de familiares". Claro, tiene sentido, y después pude comprobar este hecho en numerosas ocasiones. Aunque lo mío no iba muy desencaminado, ya que siempre veía a niños pequeños acompañados de abuelos, pero esto es debido, probablemente, a que los chinos trabajan tanto que no tienen mucho tiempo para cuidar de sus hijos.

En China, los niños son considerados "pequeños reyes". No quiere decir que en Occidente no valoremos el nacimiento de un niño, por descontado. En China todo viene derivado de la Política del Hijo Único. 

Cuando Mao comenzó su Reforma de la Planificación Familiar, lo hizo con el fin de controlar la demografía del país. Aunque parezca una reforma cruel y en su momento fue muy criticado por ello, Mao seguía una doctrina "malthusiana", es decir, creía al igual que Thomas Malthus que si la sociedad seguía creciendo a ese ritmo vertiginoso, la población superaría el nivel de bienes de los que podemos disponer, especialmente elementos de primera necesidad. Por ello, implantó una reforma que permitía a cada familia tener solo un hijo. En familias cuya subsistencia dependiese de la agricultura, podían tener hasta dos con una distancia de 8 años. 

La gente, como no iba a ser menos, estuvo muy en desacuerdo con la reforma. Muchos se quejaban de que tener un solo hijo no aseguraba que, cuando envejeciesen, pudiesen pudiesen ser cuidados. China es un país comunista, por lo que no existen las pensiones para jubilados. Los ancianos dependen enteramente del cuidado de sus hijos.

Otros se quejaban de que no se perpetuase el apellido si, debido a la reforma, solo podían tener una niña. A este hecho, Mao creó una campaña sobre concienciación de igualdad bajo la consigna "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Irónicamente, Mao fue una persona bastante misógina que hasta sus últimos días se acostaba con jovencitas, pero ese es otro tema ya que, obviamente, dicha campaña beneficiaba a su reforma.

El resultado de esto fue la muerte de muchas mujeres que parían en la clandestinidad con medios infrahumanos con tal de no ser descubiertas (los llamados "niños negros"), otras muchas fueron obligadas a abortar, y todos los hombres que ya contasen con varios hijos eran obligados a realizarse la vasectomía, algo que consideraban como un ataque a su virilidad. Los que tenían más de un hijo y eran descubiertos, debían pagar una multa desorbitada.

La sociedad fue poco a poco evolucionando y China se convirtió en una gran metrópoli que dependía de la industria. La gente de los pueblos iba a las grandes ciudades en busca de oportunidades, y la tendencia del hijo único fue poco a poco asentándose, aunque no sin consecuencias. Cada hijo era un pequeño tesoro, no podía pasarle nada, ya que en caso de que pasase, podrían perder a su única descendencia. Podría decirse que esta sobreprotección es fruto del miedo a perder a su único hijo. Por ello son pequeños reyes, mimados y cuidados, protegidos como oro en paño. Cuando crecen, deben ser un orgullo para la familia, por lo que son casi forzados a estudiar y formarse en algo grande. No hace falta, pues, explicar por qué existe tanta competitividad a la hora de realizar el examen de ingreso a la universidad y por qué destacan los chinos por ser tan trabajadores. Todo esto lleva a la grandeza del país; se crea una imagen de "chino trabajador e inteligente".

Hace poco se aprobó una nueva reforma que permitía tener dos hijos. Se estaba creando una sociedad en la que conceptos como "tío", "tía", "hermano", "hermana", "primo" o "prima" no existían, y el gobierno consideraba que esto podría resultar problemático a la larga. Sin embargo, no contaban con que la sociedad china está tan arraigada en el hijo único que tener dos parece algo extraño. Ni siquiera se tiene hoy en día suficiente tiempo para cuidar de uno. Tienen que pasar meses hasta que este concepto pueda calar de nuevo en la sociedad, y que la sociedad china sienta que puede "dividir" su amor y su tiempo entre dos niños.