domingo, 6 de enero de 2019

Echando la vista atrás

Hoy es un día de echar la vista atrás, de ver todo lo bueno que ha tenido este año 2018, pero también lo malo.

No creo mucho en la numerología o en los horóscopos, pero lo cierto es que este año acabado en 8 (número de la buena suerte en China) y también año del perro (mi año) ha resultado ser un año muy bueno.

Este año es el primer año que he hecho mis pinitos como investigadora. He podido dar dos comunicaciones en dos jornadas, y esa experiencia me ha hecho confirmar que es algo a lo que me quiero dedicar. También este año me ha dado la oportunidad de publicar mi primer artículo, y eso me parece un paso enorme. 
Este año he tenido mi primer trabajo. Sin contrato, solo dando clases particulares, pero tener esa pequeña ayuda mensual y verme en un entorno de enseñanza fue también muy gratificante y constructivo. Me dio una idea general de en lo que consistiría dar clases de chino, y me di cuenta de que valía para ello.
Este año he empezado a moverme más que nunca y a meterme en todos los meollos posibles. Eso me ha traído estrés y varios momentos amargos, pero también muchas alegrías. Una de ellas es poder estar ahora colaborando con el Centro de Estudios Chinos de Granada, escribiendo artículos sobre temas que me apasionan. 
Este año he conocido a gente maravillosa, amigos que sé que voy a mantener para toda la vida y con los que he conectado de forma muy especial. También he recuperado antiguas amistades, y eso me ha alegrado enormemente.
Hace un par de años, me empeciné en que quería estar en China en mi año, en el año del perro. No pude estar en el año nuevo, pero sí que he acabado viniendo a China, y ese mismo año. Reitero que no creo en horóscopos, pero el año del perro me ha traído buena suerte.
Sin embargo, este año también ha sido un año triste. Se fue mi abuelita, un pilar fundamental del que me acuerdo cada día. Fueron momentos muy duros, pero debo agradecer el haber podido verla por última vez y haber podido asistir a su entierro por el retraso de la burocracia para venirme a China. 
En definitiva, me alegro mucho de todo lo que me ha llevado hasta donde estoy ahora y sé que, gracias a que tengo claro donde quiero estar, puedo progresar y seguir formándome como persona. De este 2019 espero también grandes cosas, estoy ansiosa por ver todos los proyectos eclosionar. 


viernes, 5 de octubre de 2018

Volar


El 29 de septiembre de 2018, mi abuela se apagó como un pajarito. Igual que su abuela a su vez, como expuso en sus memorias.
Ella comenzó el relato de su vida con esta frase: “De pequeña, fui una niña feliz”. La sencillez de esta frase no menoscaba su grandísima belleza y su contenido, atemporal. Quiero creer que mi abuela siempre fue feliz.
Mi madre decía en su discurso que siempre fue una gran mujer en un pequeño cuerpo, una florecilla, como las del jardín que mi abuelo cuidaba primorosamente para ella, que se marchitaba lentamente. Esposa ejemplar, mi abuelo siempre se deshacía en alabanzas con aquella mujer sentada a su izquierda, aquel pilar fundamental que ha ayudado a sostener seis hijos maravillosos con diez nietos que la adoraban. Esta familia ejemplar se debe a mi abuelo y a ella. Ella. Mi abuelita.
A la mañana siguiente de su entierro, mi abuelo fue a darle los buenos días. Volvía feliz, diciendo que, por fin, después de trece años, mi abuela se había despertado sin dolor. En esas cuatro paredes, mi abuela era libre, se había librado de las cadenas de la enfermedad.
Es la persona más buena que he conocido. Bastante dependiente en sus últimos años de vida, siempre fue comedida y nunca quiso pedir ayuda. Se sentía culpable por tener que ser atendida. A nadie le importaba brindarle toda la ayuda que necesitase, cada minuto con ella era precioso. Lo sabíamos, pero la desazón de lo inacabado siempre nos aprisiona. Incluso las fotos familiares parecen volverse borrosas, traicionando el recuerdo.
Era muy inteligente. Leía vorazmente, siempre quería conocer más. Tenía una memoria realmente envidiable, incluso para recordar cada cumpleaños y cada santo de sus seres queridos, aun cuando nosotros los habíamos olvidado.
Era cariñosa, muchísimo. Recuerdo muchas veces en Pinos con ella, me contaba historias antes de dormir cuando, inconsolable, mis padres no estaban.
Ay abuelita. Cuando me dijiste hace una semana que qué buena y cariñosa era, ojalá te hubiese dicho que nunca podría ser como tú y decirte lo mucho que te quiero y lo muchísimo que te voy a echar de menos. Esa mirada brillante con la que nos mirabas despidiéndote, la misma con la que viviste las fiestas del pueblo y con la que viste la plaza del pueblo por última vez, nostálgica. Viviste tu último año sin miedo, pero con mucho amor hacia todos y todo lo que te rodeaba. No me puedo creer que ya no estés aquí.
Eras la mayor devota, y estoy segura de que, si hay un Cielo, tú estarías en él, radiante y tan bella como cada día. Me niego a imaginarte como un simple nicho, frío y triste. Por fin puedes descansar. Vuela libre, abuelita.

sábado, 3 de diciembre de 2016

La importancia de ser íntegro

Últimamente esta frase ronda mucho mi cabeza, y me viene a la mente aquel discurso de graduación en el que una profesora de italiano lo decía. "Lo más importante en vuestras vidas es que seáis íntegros y consecuentes".
Me apetecía escribir esto no porque piense que la gente no predique con este ejemplo, aunque sea consciente de que es así, sino porque me da miedo que yo pueda pisar sin querer ese terreno baldío.
Lo cierto es que últimamente me he dado cuenta de que me encuentro en una situación con la que no me encuentro feliz académicamente. El futuro es algo que siempre asusta, pero cuando veía ese futuro con claridad mis ánimos se apaciguaban. Un poco como ahora, que pienso que no puedo hacer nada más que esperar a que se termine una fase para poder comenzar otra. Pero siempre el miedo del tiempo, de la idea falsa de querer hacer muchas cosas cuando realmente solo quieres cubrirte las espaldas por lo que decidas hacer en el futuro, o lo que más bien te sea impuesto, Los eternos documentos y esquemas para asegurarte de condensar todas las actividades posibles en el menor tiempo posible, y sentirte fatal por no estar trabajando, porque estás en el bucle interminable de no saber qué quieres y por tanto, no saber en qué poder trabajar.
Una vez se sabe qué se quiere, no hay que dudar ni buscar alternativas, sino luchar por ello hasta que se consiga. En la teoría queda muy bonito, pero en la práctica no es así.
Lo más importante en esta vida es ser íntegro y consecuente con tus acciones, ya sean correctas o erróneas. Habrá mucha experimentación, mucho ensayo y error, y mucho tiempo perdido aunque pese, y nunca sabrás de antemano si por lo que estás luchando será satisfactorio o no. Pero entonces hay que volverse a levantar y volver a intentarlo.
Hay tanta gente poco íntegra que parece que debe ser la tendencia general. El conformismo está muy arraigado en la sociedad, y eso, desgraciadamente, es contagioso. Al final, debe ser nuestra felicidad la única que tenga valor, y hay que intentar conseguirla por todos los medios.

sábado, 18 de junio de 2016

虽然已经完了,但是踌躇满志

"Aunque se haya acabado, estoy enormemente orgullosa de mi éxito"

Hace un mes escaso, fue la graduación de mi carrera. Ayer mismo, realicé el último examen de japonés de la carrera (pero seguro que no el último de mi vida). Y te pones a verlo todo en perspectiva y, oye, que ya han pasado 4 años. Y en esos 4 años he disfrutado con la cara de sorpresa y estupor de la gente al decirles que estudio chino y japonés. Aunque eso a veces estuviese seguido de un "entonces podrás trabajar en los "chinos", ¿no?"

No debería sorprenderme, porque el tiempo vuela cuando disfrutas lo que haces. Empecé esta carrera con mucha ilusión, y la termino sabiendo que es justo lo que quiero, y a lo que quiero dedicarme en el futuro. Entré en esta carrera teniendo muy claro lo que iba buscando, y me daba igual el hecho de que tuviese salidas o no. La he terminado sabiendo qué me gusta, pero no cómo quiero encauzarlo a un trabajo. Yo solo quiero seguir conociendo y aprendiendo.

Han sido 4 años que han pasado rápidos, pero de forma intensa. He conocido a gente increíble, a amigos que puedo contar con los dedos de la mano, pero con los que me he reído mucho, he aprendido muchas cosas y que siempre han sabido sacarme una sonrisa en cualquier clase. "Shh, Neri. Guuuuuapa." Y, por supuesto, en esos amigos incluyo también amigos de toda la vida con los que me he reencontrado en la mágica ciudad de Granada, viviendo, quedando, echando una risas, un café, una tapa. Pero no puedo olvidarme de mi segunda familia en Pekín, a los que quiero muchísimo, porque gracias a ellos Pekín se ha convertido en una experiencia fantástica e inolvidable.

El éxito obtenido en la carrera es otro aliciente para seguir por este camino. Cada matrícula de honor era un empujón más para seguir trabajando, siempre más y mejor. Gracias a ello no he tenido la necesidad de visitar septiembre ninguna vez. Y gracias al esfuerzo, he conseguido poder viajar a los dos países que se corresponden con la lengua que estoy estudiando, para poder aprender mejor la lengua y sumergirme en su cultura. Me siento muy afortunada por haber tenido estas oportunidades, que también les debo a mis padres, que siempre me han apoyado, aunque con algo de miedo al ver que el avión se movía cada vez más y cada vez más lejos.

Sumado a esto, el resto de proyectos en los que me he involucrado a lo largo de estos cuatro años me han hecho también crecer como persona y aprender muchísimo. Y para muchos de ellos he contado con el apoyo incondicional de unos profesores entregados, cercanos y maravillosos, tanto dentro como fuera de las clases, y que me considero afortunada de haber conocido. Ver el currículum de cualquiera de ellos no puede despertar otra cosa más que admiración; cuantísimas cosas nos pueden aportar profesores con un bagaje tan destacable.

En definitiva, ser universitario te cambia en muchos aspectos, pero ser universitario estudiante de lenguas te abre la mente de manera asombrosa. No podría haber soñado con una carrera mejor, una promoción mejor y unos compañeros mejores, en la preciosa ciudad de Granada. ¿Qué me deparará el futuro? Aún no lo sé muy bien, pero lo que sí sé es que mis miras apuntan hacia Oriente.



sábado, 12 de marzo de 2016

每个孩子都,就是小王

"Cada niño es un pequeño rey"

Nuestra profesora de Conversación de la Universidad de Pekín realizaba con nosotros una actividad muy interesante. Nos ponía varias imágenes sobre diferencias entre la sociedad china y la sociedad alemana, que debíamos comentar en clase. Una de ellas fue la siguiente:




Para mí no parecía algo muy obvio, y de hecho recuerdo cuál fue mi respuesta: "En Occidente, normalmente son los padres los que, sobre todo, se encargan de la educación de los niños. En Asia, en cambio, todos juegan un papel importante en la vida del niño."
La profesora me miró con una pequeña sonrisa, que parecía de conejillo con sus paletas tan prominentes. No dijo nada, si mi opinión era buena o mala, solo miró al resto de la clase y dijo "¿alguien tiene otra opinión?" Eso se traducía por "te has equivocado".
Otra persona respondió: "Los niños en China son muy importantes. Todo gira en torno a ellos. Mientras que el nacimiento de un niño en Occidente no es algo muy destacable y podrían situarse al mismo nivel de importancia que el resto de familiares". Claro, tiene sentido, y después pude comprobar este hecho en numerosas ocasiones. Aunque lo mío no iba muy desencaminado, ya que siempre veía a niños pequeños acompañados de abuelos, pero esto es debido, probablemente, a que los chinos trabajan tanto que no tienen mucho tiempo para cuidar de sus hijos.

En China, los niños son considerados "pequeños reyes". No quiere decir que en Occidente no valoremos el nacimiento de un niño, por descontado. En China todo viene derivado de la Política del Hijo Único. 

Cuando Mao comenzó su Reforma de la Planificación Familiar, lo hizo con el fin de controlar la demografía del país. Aunque parezca una reforma cruel y en su momento fue muy criticado por ello, Mao seguía una doctrina "malthusiana", es decir, creía al igual que Thomas Malthus que si la sociedad seguía creciendo a ese ritmo vertiginoso, la población superaría el nivel de bienes de los que podemos disponer, especialmente elementos de primera necesidad. Por ello, implantó una reforma que permitía a cada familia tener solo un hijo. En familias cuya subsistencia dependiese de la agricultura, podían tener hasta dos con una distancia de 8 años. 

La gente, como no iba a ser menos, estuvo muy en desacuerdo con la reforma. Muchos se quejaban de que tener un solo hijo no aseguraba que, cuando envejeciesen, pudiesen pudiesen ser cuidados. China es un país comunista, por lo que no existen las pensiones para jubilados. Los ancianos dependen enteramente del cuidado de sus hijos.

Otros se quejaban de que no se perpetuase el apellido si, debido a la reforma, solo podían tener una niña. A este hecho, Mao creó una campaña sobre concienciación de igualdad bajo la consigna "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Irónicamente, Mao fue una persona bastante misógina que hasta sus últimos días se acostaba con jovencitas, pero ese es otro tema ya que, obviamente, dicha campaña beneficiaba a su reforma.

El resultado de esto fue la muerte de muchas mujeres que parían en la clandestinidad con medios infrahumanos con tal de no ser descubiertas (los llamados "niños negros"), otras muchas fueron obligadas a abortar, y todos los hombres que ya contasen con varios hijos eran obligados a realizarse la vasectomía, algo que consideraban como un ataque a su virilidad. Los que tenían más de un hijo y eran descubiertos, debían pagar una multa desorbitada.

La sociedad fue poco a poco evolucionando y China se convirtió en una gran metrópoli que dependía de la industria. La gente de los pueblos iba a las grandes ciudades en busca de oportunidades, y la tendencia del hijo único fue poco a poco asentándose, aunque no sin consecuencias. Cada hijo era un pequeño tesoro, no podía pasarle nada, ya que en caso de que pasase, podrían perder a su única descendencia. Podría decirse que esta sobreprotección es fruto del miedo a perder a su único hijo. Por ello son pequeños reyes, mimados y cuidados, protegidos como oro en paño. Cuando crecen, deben ser un orgullo para la familia, por lo que son casi forzados a estudiar y formarse en algo grande. No hace falta, pues, explicar por qué existe tanta competitividad a la hora de realizar el examen de ingreso a la universidad y por qué destacan los chinos por ser tan trabajadores. Todo esto lleva a la grandeza del país; se crea una imagen de "chino trabajador e inteligente".

Hace poco se aprobó una nueva reforma que permitía tener dos hijos. Se estaba creando una sociedad en la que conceptos como "tío", "tía", "hermano", "hermana", "primo" o "prima" no existían, y el gobierno consideraba que esto podría resultar problemático a la larga. Sin embargo, no contaban con que la sociedad china está tan arraigada en el hijo único que tener dos parece algo extraño. Ni siquiera se tiene hoy en día suficiente tiempo para cuidar de uno. Tienen que pasar meses hasta que este concepto pueda calar de nuevo en la sociedad, y que la sociedad china sienta que puede "dividir" su amor y su tiempo entre dos niños.







sábado, 12 de diciembre de 2015

安静地死了...

"La muerte silenciosa..."

Me veo obligada a adoptar un tono serio y de reproche (con un toque de frustración). Últimamente la gente me comentaba alarmada los niveles de contaminación que se estaba alcanzando en Beijing, comentarios seguidos de un aluvión de noticias en las que se comentaba, además, la primera alerta roja por contaminación en la historia de China. Irónicamente, la semana anterior la cifra de partículas en suspensión era tres veces mayor, pero no hubo alerta entonces (¿debemos creer que gracias a los esfuerzos del gobierno el problema se minimizó antes de que el problema fuese mayor?).
Pero, para empezar, ¿qué son las partículas en suspensión? Las partículas en suspensión son todas aquellas partículas que se encuentran en el aire y que respiramos. Si estas partículas son iguales o menores de 10mc, pueden llegar a la garganta. Sin embargo si estas partículas son iguales o menores que 2,5 mc, las partículas pueden llegar a los pulmones, ergo son más peligrosas. La mayor parte de las partículas generadas por fábricas, humos y emisiones son finas. Supongo que me seguís.
La OMS recomienda que el nivel de dichas partículas por metro cuadrado sea de 25mc como mucho, un nivel aceptable que, según las aplicaciones de contaminación de Beijing, se sitúa en el nivel verde. El nivel que alcanzó Beijing durante la alerta roja fue de unas 250 partículas finas por metro cuadrado. La semana anterior, más de 600 (fuera de todo índice conocido hasta el momento). Se dice que haber respirado de forma normal aquel día equivaldría a haber fumado 40 cigarrillos. Y supongo que habréis visto el vídeo del artista chino que durante 100 días aspiró aire pekinés, y con lo que obtuvo construyó un ladrillo (en caso de que no, os recomiendo verlo fervientemente http://www.telecinco.es/informativos/internacional/contaminacion-medio_ambiente-aire-ladrillo-Nut_Brother-artista-China_2_2095305074.html). Aunque son elucubraciones mías, creo que si este señor hubiese aspirado durante 100 días el aire pekinés, y este se encontrase al mismo nivel de contaminación de hace dos semanas (es decir, 600 aproximadamente), de lo obtenido podría fabricar 3 ladrillos.
El aire pekinés es mortal. Tiene olor característico a azufre, a polvareda de tierra, nada más olerlo sabes que necesitas la mascarilla. Cuando llegas a casa, tu ropa y tu pelo tienen este olor característico que, como el tabaco, se adhiere irremediablemente. Los edificios apenas pueden discernirse en la distancia. El aire pesa como si fuese corpóreo, y cuando no llevas mascarilla se nota de forma directa: nariz congestionada, garganta irritada, dolor en el pecho, dificultades para respirar... Y nunca puedes adivinar cuándo o cómo vendrá. Con suerte, una ráfaga de viento podrá llevarse la nube tóxica, pero ¿no es tentar a la suerte? Los colegios e institutos ya han llegado a cerrar por la contaminación. La universidad curiosamente no, gracias al gobierno que se preocupa por nuestra educación.
La contaminación ya forma parte de la cultura china. Para los que no lo sepan, es muy común y popular en la cultura china que los chinos, tras realizar una sonora gárgara o carraspeo, arrojen un escupitajo al suelo. Aunque a los que llevamos un tiempo aquí no nos sorprende, e incluso ya lo realizamos, al resto de extranjeros les causa repulsión y asco. Es más, los chinos tienen la curiosa manía de hurgarse la nariz (incluso dejan más larga una uña para este fin). Visto así, y sumado al hecho de que los chinos son muy sucios, podemos generar una idea aproximada de que los chinos, por antonomasia, son sucios, guarros y descuidados, sin civismo alguno. Ahora bien, aplicado todo esto a un contexto de aire contaminado, no podemos no solidarizarnos con ellos. La contaminación no solo irrita fosas nasales y garganta, sino que las reseca terriblemente. Los mocos, por ende, se vuelven ásperos, negros (ya que al absorber todas las partículas contaminantes que, a su vez, absorben el agua de la mucosa, dan como resultado mucosa seca y ennegrecida), muy difíciles de "arrancar". ¿Qué emplearía un chimpancé para sacar fácilmente el moco seco y molesto (no parece muy obvio, pero el moco seco puede ser afilado y hacer heridas en la nariz) de la nariz? Pues algo que tiene a mano (literalmente) y que puede manejar con facilidad: el dedo. Si atamos cabos, también podemos deducir por qué sacar los mocos de la garganta carraspeando y escupiendo parece la forma quizá no más limpia o bonita a la vista, pero sí más eficaz.
Y digo que esto pertenece a la cultura china y no a la pekinesa por un motivo. Hoy, hablando con un chico de Wuhan (¿os suena? Una ciudad poco conocida en el centro de China, nada muy llamativo) sobre la contaminación, le preguntamos: "En Wuhan no será para nada como aquí, ¿verdad?" A lo que él respondió: "Bueno... En Pekín hay mucha contaminación, pero en Wuhan también hay bastante". No puedes escapar de ella, pues hasta en los sitios más recónditos de China vas a encontrarte esta neblina mortal.
Beijing es una ciudad fantástica, con una cultura inmensa y unos monumentos impresionante. Es realmente una lástima que la contaminación impida cada vez a más gente vivir en esta gran ciudad. No solo a los extranjeros que nos hemos visto atraídos por el país, su lengua y su cultura, sino a los propios chinos que van a la capital en busca de oportunidades. En Beijing no se puede vivir. Es una triste realidad, pero una realidad al fin y al cabo. No creo que sea saludable respirar este aire como no creo que vivir con una mascarilla tampoco lo sea (por mucha contaminación que se filtre, el aire que se respira a través de una mascarilla es más bien escaso). Una sociedad de aire contaminado llevará a que las actividades al aire libre se reduzcan drásticamente por su riesgo, lo que, quien sabe, puede que derive en una sociedad apática, introvertida y con una salud lamentable. Además, la contaminación genera un palpable efecto invernadero que, a la larga, provocará efectos irreversibles en plantas, animales, zonas perennemente nevadas, etc. No creo exagerar al decir que la sensación térmica cuando hay contaminación es de al menos 5 grados más.
Hemos preguntado a gente que lleva varios años en Pekín, y dicen que nunca han vivido una situación como esta. Hoy vivimos la primera alerta roja de la historia, pero los tiempo cambian, y las ansias de producción, así como el aumento de la población son un hecho. Quién sabe qué nos deparará el futuro.



                                         
























"Picos de contaminación en el área de Beijing"                                "Mascarilla negra el día de la alerta roja"
                12/12/2015


domingo, 29 de marzo de 2015

期望着去中国......

"Deseando ir ya a China..."

Últimamente los sentimientos de pequeñez y estremecimiento por lo que se avecinaba han dejado paso a otra sensación muy distinta. 

Poco a poco todo lo que me rodeaba me decía todo lo que iba a ver y a disfrutar allí. Monumentos, paisajes, gente, comida, sensaciones... En cualquier clase, cualquier persona, todo parecía enfocado a mi viaje. Incluso he llegado a soñar con él.

Aunque todo esté enviado y aún no sepa ni dónde me alojaré ni qué asignaturas cursaré, yo ya me he tomado la libertad de investigar aplicaciones, páginas web, etc, para que pueda exprimir mi experiencia al máximo.
 
Una noche me llevó acondicionar mi móvil para que me ayudase a estar en los dos sitios a la vez con la mayor fiabilidad posible.

En primer lugar, un par de relojes que me permitiesen ver la hora simultáneamente de España y de Pekín (concretamente Pekín, porque China es grande y tiene varios husos horarios). La verdad es que el resultado no quedó como esperaba, ya que yo quería un par de relojes analógicos, uno al lado del otro, y que marcase cada uno su hora. No he encontrado nada del estilo, solo un reloj digital ajustable que bueno, marca las 7 horas de diferencia con España, así que no busco nada más. 

Después, un widget que marque el tiempo meteorológico durante algunos días y sus temperaturas. Nada más útil para saber cuando se avecinan tormentas de arena o lluvias ácidas.

Una vez acondicionados los widgets climatológicos (porque uno de tu propia ciudad nunca viene mal), procedí a realizar uno de mis pequeños e inconfesables hobbies con el que me puedo tirar bastante tiempo, y es buscar aplicaciones de todo tipo, en este caso que me pudiesen servir para mi viaje. En mi pequeña búsqueda encontré cosas interesantes, como una aplicación que mide la polución en el aire (en Beijing predominan el color rojo y morado, el número 200 y la frase "不健康", literalmente "no es saludable"). No era una aplicación muy alentadora, pero era cuanto menos curiosa. También descargué aplicaciones varias para encontrar sitios de toda clase en la ciudad, guías turísticas e incluso "tips" que te explicaban el por qué de algunas costumbres chinas, como hervir el agua antes de beberla. También encontré un buscador chino (el famosísimo 百度) y aplicaciones varias sobre los trenes y la línea de metro. Las metí en una pequeñita carpeta llamada "China" y de vez en cuando la miro con ternura. 

Por último, llevaba mucho tiempo planeando hacer un Twitter sobre el chino. Mi idea inicial era que fuese un Twitter didáctico en el que enseñase mis "tips" o reglas mnemotécnicas a la hora de aprender un caracter. Sin embargo ha evolucionado a un Twitter en el que tiene cabida todo: lo que he mencionado antes, historietas curiosas, cosas culturales acerca de China, y sobre todo tweets random que, sencillamente, me apetece poner. No solo será un Twitter para que la gente pueda aprender algunas cosas sobre este país, sino que además será un Twitter para que yo misma pueda practicar. No certifico que los tweets estén bien escritos, ni que tengan algo en otro idioma que no sea chino, pero me apetecía hacerlo y lo he hecho. Como diría Dante en su Divina Comedia: "Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis."


https://twitter.com/beijinner?lang=en