sábado, 12 de marzo de 2016

每个孩子都,就是小王

"Cada niño es un pequeño rey"

Nuestra profesora de Conversación de la Universidad de Pekín realizaba con nosotros una actividad muy interesante. Nos ponía varias imágenes sobre diferencias entre la sociedad china y la sociedad alemana, que debíamos comentar en clase. Una de ellas fue la siguiente:




Para mí no parecía algo muy obvio, y de hecho recuerdo cuál fue mi respuesta: "En Occidente, normalmente son los padres los que, sobre todo, se encargan de la educación de los niños. En Asia, en cambio, todos juegan un papel importante en la vida del niño."
La profesora me miró con una pequeña sonrisa, que parecía de conejillo con sus paletas tan prominentes. No dijo nada, si mi opinión era buena o mala, solo miró al resto de la clase y dijo "¿alguien tiene otra opinión?" Eso se traducía por "te has equivocado".
Otra persona respondió: "Los niños en China son muy importantes. Todo gira en torno a ellos. Mientras que el nacimiento de un niño en Occidente no es algo muy destacable y podrían situarse al mismo nivel de importancia que el resto de familiares". Claro, tiene sentido, y después pude comprobar este hecho en numerosas ocasiones. Aunque lo mío no iba muy desencaminado, ya que siempre veía a niños pequeños acompañados de abuelos, pero esto es debido, probablemente, a que los chinos trabajan tanto que no tienen mucho tiempo para cuidar de sus hijos.

En China, los niños son considerados "pequeños reyes". No quiere decir que en Occidente no valoremos el nacimiento de un niño, por descontado. En China todo viene derivado de la Política del Hijo Único. 

Cuando Mao comenzó su Reforma de la Planificación Familiar, lo hizo con el fin de controlar la demografía del país. Aunque parezca una reforma cruel y en su momento fue muy criticado por ello, Mao seguía una doctrina "malthusiana", es decir, creía al igual que Thomas Malthus que si la sociedad seguía creciendo a ese ritmo vertiginoso, la población superaría el nivel de bienes de los que podemos disponer, especialmente elementos de primera necesidad. Por ello, implantó una reforma que permitía a cada familia tener solo un hijo. En familias cuya subsistencia dependiese de la agricultura, podían tener hasta dos con una distancia de 8 años. 

La gente, como no iba a ser menos, estuvo muy en desacuerdo con la reforma. Muchos se quejaban de que tener un solo hijo no aseguraba que, cuando envejeciesen, pudiesen pudiesen ser cuidados. China es un país comunista, por lo que no existen las pensiones para jubilados. Los ancianos dependen enteramente del cuidado de sus hijos.

Otros se quejaban de que no se perpetuase el apellido si, debido a la reforma, solo podían tener una niña. A este hecho, Mao creó una campaña sobre concienciación de igualdad bajo la consigna "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Irónicamente, Mao fue una persona bastante misógina que hasta sus últimos días se acostaba con jovencitas, pero ese es otro tema ya que, obviamente, dicha campaña beneficiaba a su reforma.

El resultado de esto fue la muerte de muchas mujeres que parían en la clandestinidad con medios infrahumanos con tal de no ser descubiertas (los llamados "niños negros"), otras muchas fueron obligadas a abortar, y todos los hombres que ya contasen con varios hijos eran obligados a realizarse la vasectomía, algo que consideraban como un ataque a su virilidad. Los que tenían más de un hijo y eran descubiertos, debían pagar una multa desorbitada.

La sociedad fue poco a poco evolucionando y China se convirtió en una gran metrópoli que dependía de la industria. La gente de los pueblos iba a las grandes ciudades en busca de oportunidades, y la tendencia del hijo único fue poco a poco asentándose, aunque no sin consecuencias. Cada hijo era un pequeño tesoro, no podía pasarle nada, ya que en caso de que pasase, podrían perder a su única descendencia. Podría decirse que esta sobreprotección es fruto del miedo a perder a su único hijo. Por ello son pequeños reyes, mimados y cuidados, protegidos como oro en paño. Cuando crecen, deben ser un orgullo para la familia, por lo que son casi forzados a estudiar y formarse en algo grande. No hace falta, pues, explicar por qué existe tanta competitividad a la hora de realizar el examen de ingreso a la universidad y por qué destacan los chinos por ser tan trabajadores. Todo esto lleva a la grandeza del país; se crea una imagen de "chino trabajador e inteligente".

Hace poco se aprobó una nueva reforma que permitía tener dos hijos. Se estaba creando una sociedad en la que conceptos como "tío", "tía", "hermano", "hermana", "primo" o "prima" no existían, y el gobierno consideraba que esto podría resultar problemático a la larga. Sin embargo, no contaban con que la sociedad china está tan arraigada en el hijo único que tener dos parece algo extraño. Ni siquiera se tiene hoy en día suficiente tiempo para cuidar de uno. Tienen que pasar meses hasta que este concepto pueda calar de nuevo en la sociedad, y que la sociedad china sienta que puede "dividir" su amor y su tiempo entre dos niños.